Antes de sumergirnos en la creación de un pozo que alcance las profundidades de la Madre Tierra, nos unimos en una ceremonia.
Pedimos permiso a la madre tierra, nuestra fuente inagotable de vida, para excavar en sus entrañas en busca del tesoro líquido que sustenta la existencia.
Con cada palabra, con cada ofrenda simbólica depositada en el suelo, reconocemos nuestra conexión profunda con la tierra que nos nutre. En este acto sagrado, buscamos no solo agua, sino también la armonía entre nuestra existencia y la naturaleza. Que cada palabra resuene con respeto y agradecimiento.
Que el pozo que cavamos sea más que un acceso al agua, sea ese símbolo de la reciprocidad entre la humanidad y la Madre Tierra. Que nuestras acciones reflejen la comprensión de que, en la danza de la vida, debemos caminar en sintonía con la naturaleza.
Así, con permiso y gratitud, emprendemos el viaje de cavar un pozo, con la certeza de que nuestro acto está arraigado en el respeto y la conexión.
Con el apoyo de Arquitectura sin Fronteras y la confinanción de la Generalitat Valenciana, Manos Unidas, SSG & Earthways Foundation
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